Manuel me indicaba el otro día que coge la bicicleta y se pega un panzón de pedalear.
<< Creeme Mario, mano de santo >>
Marco hace yoga y meditación. Mindfulness dice.
<< Que sí, que no lo has probado suficiente. Funciona nene >>
A Blas le mola más algo de contacto. Boxeo, Taekwondo y últimamente Aikido.
<< Tienes que probarlo. Te pones frente al saco y le arreas de hostias. Allí lo dejas todo. Te quedas de maravilla >>
Aunque José ha sido siempre más de “GYM”. Le va todo bici, pesas … Y 1000 máquinas para entrenar cada músculo. Ah! y por supuesto también un poco de Crossfit.
Y así una lista de clientes y amigos que tienen sus truquillos. Que si piragüismo, que si me pongo al sol, que si pádel, que si…
A mi me funcionan los videojuegos.
1 hora de Overwatch me relaja, me desconecta y casi siempre me saca de un bucle, si lo estoy.
Formar parte de un grupo, con un rol definido y competir por capturar y retener un punto en un mapa, me focaliza de tal manera que consigo desenfocar mi entorno.
Y allí encuentro la magia.
Muchas veces la solución a un problema que me rondaba por la cabeza, aparece al final de una partida.
He ido con Blas a boxear, Manuel me dejó una bici, gracias a Marco disfruté de 3 años de yoga diario matutino y José quiere que me vuelva a apuntar al “GYM”…
Nunca encontré ese punto mágico que me produce una buena partida de Overwatch.
Eso demuestra que todos tenemos nuestra manera de encontrar el camino del “desestres”, solo hay que buscarlo.
PD:
En 2019, para que me aceptaran en un equipo de Overwatch, realice un pequeño video para demostrar mis cualidades de juego.
¡Me aceptaron!